19 junio 2008

El diablo ha muerto


El mundo del fútbol está de enhorabuena. Tras parecer que su fin estaba próximo en 2004, ha vuelto a triunfar el deporte sobre la especulación. Grecia ya no está. Su ciclo ha terminado, y lo ha hecho como debe ser, derrotada sin paliativos por tres estilos distintos (el rocoso sueco, el improvisado ruso y el técnico español). Ya era hora de poner en su sitio a esos jugadores que consiguieron inmerecidamente la gloria hace cuatro años.

Dolía que en la memoria colectiva estuviera Charisteas superando a Carvalho para derrotar a Portugal. Dolía ver a Nikopolidis festejar como si fuera el mejor portero del mundo. Pero eso se acabó, esta generación ya no está.

Y quisieron dar un último susto marcando un gol a España. El único que queda en su veterano repertorio: Karagounis la pone y Charisteas la remata. Un error de Albiol, el último del que se habrá aprovechado Charisteas, un ángel caído que desde aquel 2004 no levanta cabeza vagando como alma en pena por equipos menores europeos sin cuajar una buena actuación. El valenciano es el último en la lista de ilustres víctimas que ha dejado este tosco delantero. (Carvalho, Thuram, Ujfalusi, Puyol...). Nunca un asesino tan malo pudo con tan grandes defensores.

Ahora le toca el turno a la nueva generación griega, a esos chavales inconscientes que creen que pueden conseguir algo atacando. Les pondrán trabas, sobre todo Otto Rehhagel, pero no importa. Ellos son grandes y tienen mucho futuro. Ninis, Mitroglou, Papastathopoulos... Ellos jubilarán a los suertudos campeones de Europa. Técnicamente son superiores, por palmarés... está por ver.

Unos cuartos deliciosos
Ahora llega la fase final de la Eurocopa, donde los antecedentes no sirven de nada. Holanda, España, Croacia y Portugal empiezan de cero. Turquía quiere demostrar que vale para algo más que remontar épicamente. Alemania confía toda su suerte al bombardero Ballack. Rusia quiere seguir divirtiéndose en Europa e Italia quiere demostrar que no lleva cuatro estrellas en su pecho por casualidad. Nada está escrito.

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