
Tenía razón Steven Gerrard. El Arsenal hasta el momento no había padecido lesiones y había mantenido un bloque fijo. Hoy era el día indicado para mostrar el favoritismo que se presuponía a los gunners. Y el resultado ha sido nefasto.
Ni Hleb, ni Flamini, ni Fabregas fueron titulares en el día de hoy, todos ellos lesionados. En su lugar, Eboué (lateral derecho), Gilberto y Diarra dejaron en evidencia a Arsène Wenger, que les había confiado el centro del campo para evitar los ataques del Middlesbrough.
En el minuto 3, penalti dudoso cuanto menos de Touré a Aliadiere (el ex gunner jugó muy motivado) y gol de Downing. Almunia pudo hacer más en el lanzamiento pero al final el gol subió al tanteador del Boro. El Arsenal no despertó como cabría esperar: Rosicky estaba perdido en banda izquierda y Eduardo estaba fuera de lugar. Adebayor se desesperaba porque no le llegaban balones en condiciones. En buena medida, no le llegaban por la labor de destrucción de Rochemback y Boateng, posiblemente el centro del campo con menor creatividad de Inglaterra.
En la segunda parte Wenger optó por meter a Denilson y Walcott, dos jóvenes con ganas de titularidad. Nada nuevo bajo el sol. El Middlesbrough seguía controlando la situación y Tuncay ponía en apuros siempre que podía a la pareja de centrales Touré y Gallas. Solo Clichy dejaba destellos de calidad por parte del Arsenal entrando por la banda que defendían Young y O'Neil. El segundo gol no tardó en llegar tras un córner. Tuncay aprovechó el mal rechace de Almunia para dar tranquilidad a su equipo y a su entrenador, Gareth Southgate, que merece más oportunidades como entrenador Premier. De ahí hasta el final, control absoluto del Boro e imprecisiones gunners. En el 93, Rosicky ponía el 2-1, un resultado engañoso visto lo visto.
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