Preciosa noche la de anoche en Glasgow, en Barcelona y en Sevilla. Noche de emociones, noche de tragedia, noche de noches en el mundo del fútbol. La primera final española en la Copa de la UEFA no le gustaba al nuevo presidente UEFA Platini, no quería que dos equipos del mismo país pelearan por un trofeo europeo. ¿Pero qué le vamos a hacer si el fútbol español es el más competitivo?
De un lado el mejor fútbol español del año encarnado en el Sevilla, que estrenaba otra camiseta más, la del rojo escocés. En el otro lado del campo, unos periquitos que de inocentes solo tienen el nombre, y si alguien lo duda que se lo pregunten a las águilas del Benfica.
Estaba claro que los dos equipos tienen dos grandes porteros: Iraizoz y Palop. El primero no juega la Liga porque aún está bajo la sombra de Kameni, pero no tardará mucho en asentarse entre los mejores porteros españoles, porque lo tiene todo, buena salida en el mano a mano, excepcional en los balones aéreos y reflejos felinos que le hacen ser protagonista de paradas imposibles (Ayer no fue una excepción). Palop ya no tiene nada que demostrar a nadie, ha sido el ganador de esta Copa de la UEFA. No solo por los paradones (el que hizo a disparo de Riera se me quedará grabado para siempre), no solo por los penalties que atajó a la perfección, sino por haber sido el culpable de que ayer fuera el Sevilla el que estuviera inundando Glasgow y no unos fríos ucranianos con un equipo extraño. En aquel partido de cuartos contra el Shakhtar en el minuto 94, Palop comenzó a acaparar el protagonismo que se le ha negado durante muchos años con un cabezazo de anuncio.
Otros protagonistas de la final sin duda fueron Poulsen en el equipo campeón y Riera, un jugador que ya en el Mallorca dio muestras de su calidad y que luego probó fortuna en el Burdeos y el Manchester City, con bastante mala suerte. Hasta que este año con Valverde ha explotado. Es un extremo con todas las de la ley. Ayer vimos que le da igual de bien a la bola con la izquierda que con la derecha, tiene velocidad, tiene empuje, tiene condiciones para ser un referente como extremo. El centrocampista rubio del Sevilla, llegado del Schalke, ha demostrado ser un fichaje al que la palabra rentable le queda muy muy pequeña. Su capacidad de presionar al rival y robar balones durante los 90, 120 o todos los minutos que quieran ponerle está fuera de toda duda, ayer incluso jugó como central y tampoco lo hace mal. Una buena solución cuando los años dejen de jugar a su favor para hacerlo en contra.
Las finales son vistas como unas diosas caprichosas, que escriben sus líneas de manera injusta, cruel, extraña, emocionante. No obstante, el guión de las finales es lo que hace que nos enamoremos del fútbol. Una manía que suele ocurrir con frecuencia es que en una final, los cracks consagrados son bajados a la tierra por una fuerza sobrehumana y los "obreros" del fútbol se elevan a los altares por una sola vez. Ocurrió el año pasado con el gol de Belletti, su único gol con el Barcelona, y este año iba camino de repetirse. Jonatas marcó el gol que dio esperanza a miles de periquitos y por poco da un golpe mortal al ánimo sevillista. Un hombre que deja al equipo colgado a mitad de temporada y viaja a su país sin permiso vuelve en una final para ser primer protagonista. Cosas de las diosas finales.
Puede que la final de ayer la empezara a perder el Espanyol con la expulsión injusta de Moisés (la primera no era amarilla), pero la perdió del todo cuando quitó al capitán, pecado imperdonable. Nunca hay que quitar al capitán, el alma del equipo. ¿Quién es el guía espiritual entonces? Garra la pueden poner muchos, pero un capitán pone más que eso, pone el amor al equipo, es la referencia para el aficionado. El capitán nunca desfallece y si él no lo hace, su aficionado tampoco. Ayer el fútbol fue injusto con Tamudo, y en definitiva fue injusto consigo mismo.
Pero nada de lo anteriormente escrito valió para nada, porque Palop quería ser el hombre decisivo de esta Copa de la UEFA, comenzó su andanza en marzo y la terminó anoche. Sevilla campeón por segunda vez. Enhorabuena Sevilla
PD: Así como bonito fue el gesto del Sevilla de hacerle un pasillo al Espanyol reconociendo su valentía, feo fue el gesto del presidente con más afán de protagonismo de la actualidad. Del Nido quiso su ratito de gloria en las cámaras y fue a entregarle la Copa al Príncipe Felipe. Este declinó porque el rival era también nuestro. Porque fue nuestra final. Porque la ganó el Sevilla pero igual la mereció el Espanyol. Porque Sánchez Llibre también merece sus segundos de cámara. Porque el fútbol español está en la cima del espectáculo por su competitividad.
Los ingleses tendrán 3 equipos en semifinales, sí, son poderosos. Pero ¿dónde están los equipos de segunda fila? Yo sé dónde están los equipos de segunda fila españoles (Getafe, Osasuna, Espanyol, Celta) Dando espectáculo en la mejor Liga del mundo.
17 mayo 2007
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