15 enero 2009

Una presión diferente


Cuando un equipo marcha viento en popa parece que no hay presión y que todos dan lo mejor de sí: error. En el Barcelona actual hay un grave problema derivado de la espectacularidad. Los jugadores que tienen que ganarse un puesto salen presionados per se al campo, y en el partido ante el Atlético se pudo ver. Conocido es que todos los jugadores que conforman la plantilla del Barcelona tienen mucha calidad para jugar en un equipo puntero, pero a veces ni ellos mismos son conscientes de su potencial, creándose a sí mismos un complejo de inferioridad absurdo.

En el partido copero le sucedió esto a tres jugadores: Cáceres, Bojan y Hleb.

El uruguayo cuajó su peor partido como azulgrana. Dos errores suyos pudieron haber costado un gol, tras dejarle el balón franco a Agüero y Simao respectivamente. Además, el 'Kun' le bailó siempre que pudo encararle. Touré le abrazaba. Pinto hablaba con él. Esos errores no son habituales en un jugador que es fijo con la selección charrúa. En el momento que deje de pensar en los 17 millones que costó su contratación y no se vea inferior a Piqué, Márquez y Puyol, podrá dejar de lado esas lagunas defensivas y demostrar que en el corte sigue siendo uno de los mejores centrales del mundo, uno de los motivos por los que se le contrató, además de por su perspectiva de crecimiento a largo plazo.

Hleb es uno de los más desquiciados, no se sabe jugador de un puesto concreto y ve cómo todos los jugadores que juegan donde él podría hacerlo realizan un fútbol perfecto de encaje. El bielorruso últimamente está jugando en el extremo derecho, teóricamente como suplente de Messi, y se le nota desubicado porque no entiende el fútbol que practica Alves, aparte de no elegir bien las opciones que su técnica le permiten: cuando debe desbordar, decide tocar de primeras; y viceversa. Juega con un ojo en el campo y otro en la banda para no defraudar a Pep Guardiola cuando le da minutos. En algunas jugadas se le nota extremadamente frío.

Bojan. A pesar de marcar ante el Atlético, cuando encara al portero ve toda la presión del Camp Nou y del maldito entorno recayendo sobre él. Ser el jugador más joven de la historia en debutar con el Barça le está pasando factura. Ayer marcó un gol de cabeza gracias al mal marcaje de los centrales y el despiste de Pernía, pero pudo haberse ido con un 'hat-trick' de haber salido más centrado. Quiere agradar a marchas forzadas. No es lo mismo destacar cuando un equipo está en descomposicion, como el Barça del año pasado; a destacar en este, en el que cada pieza del engranaje está al servicio del equipo, dejando las individualidades a un lado. Bojan supo sacarse las castañas el año pasado él solito gracias a Rijkaard y a que era el único que tenía algo que demostrar en un equipo lleno de estrellitas con ego inflado. Ahora, todos tienen algo que demostrar. La competencia es feroz, y Bojan se ve de repente, luchando contra leones de 27 años en adelante con la ilusión de chicos de su edad. Bojan debe crecer con tranquilidad, sin perder el hambre de ganar y de sumar minutos. Su tiempo ya llegará, pero no será en esta temporada, en la que tiene que curtirse para ser un crack en el próximo lustro.

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