
Impresionante. No hay otra palabra para definir lo que está consiguiendo la Selección en esta Eurocopa de Austria y Suiza. Derriba todo lo que se le pone por delante, da igual que sea una selección pésima como Grecia o el campeón del mundo. Los once que juegan se ventilan a cualquier selección. Ya queda muy lejano la última derrota de la Roja ante Rumanía, y nadie recuerda que se montó la monumental cuando Irlanda del Norte y Suecia amenazaron con dejar a la Selección fuera de la fase final. Ni falta que hace. El tiempo ha puesto a cada selección en su sitio, y el sitio que la historia había negado hasta ahora a la española está ahí en la final.
Suena potente un partido Alemania - España. Los aficionados españoles no estamos acostumbrados a este tipo de partidos, y podría decirse que es un honor para muchos que nos "dejen" jugar contra Alemania. El camino de unos y otros a la final no ha sido ni mucho menos el mismo. Aun así, de nada sirve lo andado, excepto para las casas de apuestas (España es favorita en todas).
Pero hay que quedarse con los detalles del partido Rusia - España. Qué calidad. Qué toque. Qué descaro. El éxtasis en 45 minutos. Nuestro mejor jugador cae lesionado. No pasa nada, sale uno de los mejores jugadores de la Premier League, loado en Londres y relegado a un segundo plano en España. ¡Qué lujo! No puede ser de otra manera. Fábregas, Iniesta y Xavi son los tres mejores jugadores del mundo a la hora de dar pases majestuosos. Y los tres son españoles. Un lujo que difícilmente se pueda repetir en la historia. Se lo dijo Guardiola a Xavi cuando jugaban juntos en el Barça y llegaba Iniesta: "Éste nos va a jubilar a ti y a mí". Ahora, Guardiola no está. Y el lugar de Iniesta lo ha ocupado Fábregas. Xavi sabe que el '4' del Arsenal es su sucesor, e Iniesta también. Son tres pequeños diablos, por los que cualquier país del mundo mataría por que jugaran en sus filas.
Y la afición, mientras tanto, extasiada. No sabe reaccionar a lo que está haciendo este equipo. Es algo tan grande y tan inesperado que cualquier celebración se queda corta. Lo mismo te regalan un 'hat-trick' en el partido inaugural que firman dos suplentes el gol de la Eurocopa. Porque el de Güiza es, por belleza, el mejor gol de esta Eurocopa. Ver cómo Fábregas la pica como el que da una patada desinteresada a una piedra y la moldea por el aire es una sensación tan pura de fútbol que merece ser paladeada sin descanso. Pero ver cómo llega Güiza, amortigua ese bombón dulce en forma de asistencia ante uno de los mejores porteros de Europa, y coloca el pie en el lugar preciso para elevarla y hacer inútil su estirada... Amigo mío, eso no está al nivel de muchos. Tic-tac, Iniesta toca a Güiza y Güiza eleva el balón a los altares del fútbol. Seguro que Maradona hubiera soñado con recibir una asistencia de Fábregas. Y seguro que Zidane deseó que Güiza hubiera finalizado de ese modo una de sus asistencias. El mundo del fútbol se rindió. Ya tiene nuevos héroes.
Quedan tres días. España quiere conseguir el testigo de Grecia. Ya queda menos para terminar una injusticia de cuatro años. Ni Charisteas merece ser recordado como pichichi europeo ni Zagorakis como MVP. Señores, es nuestro turno.
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